lunes, 27 de abril de 2015

Cuando todo cansa

Cuando todo cansa pero a la vez el cansancio se te pasa en un minuto. Eso sólo lo logra un hijo evidentemente, porque AT (época conocida como Antes de Tomás) cuando estaba cansada estaba cansada y PUNTO. 

Anoche eran las 19 horas y 'qué bueno, son las 7 de la tarde recién...'. Fuimos en familia a hacer un mandado y al volver a casa 'ya son las 8 de la noche?!?!???!!!' 

Eran las 20 horas y me había agarrado un cansancio tremebundo, de querer llegar a casa y acostarme a dormir JA JA JA como si fuera posible con un beibi de 13 meses. Pero mi marido me dice: 'yo cuelgo la ropa y lavo la cocina, vos si querés arrancá con los muffins'. Sí, se acordó que en algún momento del fin de semana había prometido hacer los muffins de mandarina. Y como no cocino nunca jamás, me gusta cada tanto sorprenderlos con mi entusiasmo por lo reposteril.

Así que siendo las 8 de la noche arranqué con los muffins... Y entre whatsapp con amigas, Pocoyo, mimos a Tomás y al padre, harina, procesadora, batidora, cucharadas de cena para el gordo y ayuda a Pablo con el baño del susodichito, llegaron las 10 y había puesto la última tanda de muffins al horno. 

Con energía aún para hacer 48 muffins más, el sueño de Tomás se estaba haciendo presente, así que tras una embadurnada de repelente llegó el teta's time y cosa que nunca: en 15 minutos el crío estaba dormido.

Marido empezó a aprontar la cena y yo empecé a laburar en la compu, con las energías renovadas que sólo quien tiene un hijo puede entender. Porque no sé de dónde salen, pero siempre aparecen. Gracias energías DT (Después de Tomás...)




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